"Quien no arriesga no bebe champagne".

Y menos mal que nos hemos visto, porque desde hace unos doce años, cuando le vi interpretar una pieza de Chopin en el antiguo conservatorio "María Cristina" de Málaga, hasta hoy, he estado tratando de averiguar de qué composición se trataba sin lograrlo. Y hace un rato, a eso de las cuatro de la madrugada, en mitad de la calle Granada, me ha despejado la duda (no sin antes tener que tararearle algo de la pieza en cuestión): Se trataba del Scherzo nº 2. Y ahora, como loco, a buscar por internet por si doy con ella y puedo volver a disfrutarla.
Estas y otras muchas averiguaciones y diversiones son fruto de una escapada nocturna improvisada y de la ingesta de algunas cervezas y un par de rones con sendas colas mientras oíamos clasicos de The Who, The Smiths o Jethro Tull. Bares, qué lugares...
La frase de arriba es un dicho ruso. Va siendo hora de tomárselo en serio.