Es inevitable contar los días que restan para que salgamos de aquí. Es difícil, porque no sabemos con total certeza qué día nos marcharemos, pero contamos hasta la última fecha conocida. A partir de ahí, esperar a que nos metan en una lata de sardinas con alas y nos devuelvan, sanos y salvos, a nuestros familiares y amigos. Es la rutina de cada contingente, no la vamos a cambiar por mucho que queramos.
Es sábado, espero que el último sábado que pase en tierras afghanas, y aunque estaré de turno de noche y me perderé la cena que han organizado un grupo de compañeros con los que me siento a gusto, estoy contento porque estoy cerrando ciclos y pienso "sólo me quedan cuatro días de curro y hacer la mochila", porque está to' el pescao vendío (tendríais que oir a un compañero guiri tratando de decir eso), porque hago cada tarea por penúltima vez, porque miro a mi alrededor y se que voy a perder de vista todo ésto, lo que me gusta y lo que no, porque se que no voy a pasear por la glorieta de Massoud ni por los jardines del palacio presidencial, no voy a visitar la Gran Mezquita ni caminaré entre los puestos de los mercados, con los olores rancios de carnes, especias y opio envolviéndome. Ésto se termina. Regreso a casa y espero no volver por aquí armado y uniformado. Si acaso vendremos de turismo, cuando los Talibanes y el gobierno del señor Karzai se arreglen y se repartan el negocio de las amapolas, mientras los Kalashnicov terminan en algún otro país tercermundista y explotado.
Es sábado, espero que el último sábado que pase en tierras afghanas, y aunque estaré de turno de noche y me perderé la cena que han organizado un grupo de compañeros con los que me siento a gusto, estoy contento porque estoy cerrando ciclos y pienso "sólo me quedan cuatro días de curro y hacer la mochila", porque está to' el pescao vendío (tendríais que oir a un compañero guiri tratando de decir eso), porque hago cada tarea por penúltima vez, porque miro a mi alrededor y se que voy a perder de vista todo ésto, lo que me gusta y lo que no, porque se que no voy a pasear por la glorieta de Massoud ni por los jardines del palacio presidencial, no voy a visitar la Gran Mezquita ni caminaré entre los puestos de los mercados, con los olores rancios de carnes, especias y opio envolviéndome. Ésto se termina. Regreso a casa y espero no volver por aquí armado y uniformado. Si acaso vendremos de turismo, cuando los Talibanes y el gobierno del señor Karzai se arreglen y se repartan el negocio de las amapolas, mientras los Kalashnicov terminan en algún otro país tercermundista y explotado.
No me pidas que traduzca. Está en darí.
Homa Afghanmina - Sparlay
Celebración del año nuevo (nowruz) 1389 // 22 marzo 2010
Ésta está en pashtún (pashto).