El géneno humano (en particular el género femenino) no deja de sorprenderme. La penúltima ha sido la confesión de mi querida MJ acerca de la leche materna y sus usos. Resulta que hace unos diez años, cuando criaba a su pequeño salvaje glotón, le subió la leche con un inusitado ímpetu, hasta tal punto que tuvo que abrir las exclusas y vaciar las presas a fuerza de sacaleches. En un principio la empleaba para alternar tomas de pecho y biberón, pero cuando el excedente de producción dejó de tener la demanda habitual, se habrieron nuevos mercados: ¡El perro! Si, ese chucho simpático que me saltaba y chupeteaba la cara cada vez que iba a verles, ja, ja, ja... Ahora me explico la vitalidad del animal y esa salud férrea, incorruptible, el muy jodío. Así que ya sabéis, madres del mundo: Si os sobra néctar de vida, blanco y nutritivo jugo revitalizante, energético y reconstituyente... leche, al fin y al cabo (¿estabais pensando en el Pulque?), no lo tiréis por el sumidero, brindádselo a vuestras mascotas que os lo agradecerán eternamente con brincos y carantoñas repletas de vitalidad ;)
Si aún así te sobra, busca por internet y encontrarás infinidad de páginas de repostería o, si lo prefieres, de elaboración de quesos y requesones.
Sufridas madres, lo que tenéis que soportar...
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Sufridas madres, lo que tenéis que soportar...