30 de diciembre de 2007

LA LECHE

El géneno humano (en particular el género femenino) no deja de sorprenderme. La penúltima ha sido la confesión de mi querida MJ acerca de la leche materna y sus usos. Resulta que hace unos diez años, cuando criaba a su pequeño salvaje glotón, le subió la leche con un inusitado ímpetu, hasta tal punto que tuvo que abrir las exclusas y vaciar las presas a fuerza de sacaleches. En un principio la empleaba para alternar tomas de pecho y biberón, pero cuando el excedente de producción dejó de tener la demanda habitual, se habrieron nuevos mercados: ¡El perro! Si, ese chucho simpático que me saltaba y chupeteaba la cara cada vez que iba a verles, ja, ja, ja... Ahora me explico la vitalidad del animal y esa salud férrea, incorruptible, el muy jodío. Así que ya sabéis, madres del mundo: Si os sobra néctar de vida, blanco y nutritivo jugo revitalizante, energético y reconstituyente... leche, al fin y al cabo (¿estabais pensando en el Pulque?), no lo tiréis por el sumidero, brindádselo a vuestras mascotas que os lo agradecerán eternamente con brincos y carantoñas repletas de vitalidad ;)
Si aún así te sobra, busca por internet y encontrarás infinidad de páginas de repostería o, si lo prefieres, de elaboración de quesos y requesones.

Sufridas madres, lo que tenéis que soportar...

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