12 de febrero de 2009

EL SEXTO DIA

Creacionismo creíble o conciliación entre Darwinistas y McCreadynistas (término inventado).

En el 200º (se lee ducentésimo) aniversario del nacimiento de Charles Darwin aún se pone en duda la Biología Moderna, el evolucionismo o la veracidad de los hayazgos paleontológicos, arqueológicos y geológicos, en oposición a la fé creacionista argumentada, en mayor número, por parte de los cristianos protestantes estadounidenses. Un nada despreciable 47% (estimado) de la población norteamericana de los EE. UU. desestiman la evolución de las razas y se sujetan a la idea de un mundo (universo) creado por un ser superior, inteligente, todopoderoso... aunque entre ellos también hay división: Mundo joven (no más de seis mil años) versus mundo viejo (puede que miles de millones de años) o la negación absoluta de la evolución frente a una evolución guiada o una voluntad divina-darwinista, más aceptable y lógica. Preocupa y da mucho que pensar...

No pondré de manifiesto mis ideologías o creencias, creo que es algo personal que hay que llevar en privado, en lugar de tratar de aleccionar a diestro y siniestro, pero si diré que, si tuviera que defender las teorías pseudocientíficas creacionistas, me decantaría por la versión de un dios que aún no ha pasado del sexto día de la creación. Adan y Eva, símbolos de la creación humana, son la actual ocupación del creador que, desde que nos puso sobre la tierra, no ha dejado de evolucionarnos hasta la actualidad. Vamos, como decir que dios es darwinista. Sólo así logro conciliar a Darwin con las diferentes corrientes religiosas que defienden que el hombre siempre ha sido tal cual fue creado... y que la creación podría ser un proceso inacabado. Claro que, llegado a este punto, no puedo evitar que Nietzsche se cuele en mis razonamientos y que la muerte de dios trasluzca una creación incompleta, avocada al estropicio, al más absoluto caos y a la extinción.

A estas alturas de la lectura seguramente pensarás que tengo que volvel a comprar las mandarinas del Carrefour, que las del Ahorramás me sientan mal, o que los ácidos cítricos se tornan lisérgicos en mi estómago... Pero estas elucubraciones son sólo fruto de una mente que despertó despreocupada (aunque aún adormecida), y al estímulo que ha causado en mi el anuncio de la onomástica de Charles Darwin en la cabecera de Google, que todo influye. Qué cosas tiene la mente humana.

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