10 de octubre de 2009

LA HORA DE LA MARMOTA


La hora de la marmota es ésa a la que se levanta uno aún sin ganas de levantarse, con problemas para despegarse las sábanas y la incipiente esperanza de volver al catre tras la obligada visita al excusado. La hora de la marmota hasido hoy, para este retratista confuso, las doce menos diez del mediodía. No porque haya tenido mala noche ni porque me acostara especialmente tarde, más bien por falta de ganas de hacer nada. Pero, mira por dónde, me apetece ponerme delante de las teclas y contar cualquier cosa al resto del mundo, así que me decido a verle el lado bueno a la situación y le saco partido: Sin teclas no hay paraiso (ya se que Maxi le da otro significado, pero éste es igualmente válido), y mi paraiso de hoy pasa por recordar la cantidad de amigos que tengo a los que no presto la merecida atención. Estos días, por uno u otro motivo, me he vuelto a poner en contacto con Joaquinito, con Paquito y con Dieguito (parecen sacados de una tira de Quino) y, egoistamente, me he sentido bien. Porque al final, para sentirnos bien no nos queda más que hacer cosas que nos satisfagan a nosotros mismos; y si de rebote satisfacen a los demás, tanto mejor. Lástima que patearle el culo al cabrón responsable de que me manden al extranjero sólo satisfacería a mi propio ego.

1 comentario:

  1. Carlitos, te falta carlitos, el cabezota pelo pincho. Por cierto vi a chemita, ¿donde? en el new reempalme of course

    ResponderEliminar