26 de enero de 2010

SOÑANDO BAJO LA LLUVIA

Ya hacía rato que había anochecido y, aunque los pronósticos meteorológicos eran tajantes acerca de la inminente precipitación, aún estaba seco y casi despejado. Otro fallo en la predicción no sorprendería a nadie. Djeytwo terminó de cenar, recogió la vandeja y se despidió de los compañeros hasta el día siguiente. Mientras todos marchaban a dormir él aún continuaría trabajando unas pocas horas más. No le importaba, lo tenía asumido como algo inherente a su profesión. Sin pegas, decía. Así que marchó de regreso a su cubículo sin dejar de contemplar las escasas nubes que poblaban la noche afgana. Hermoso cielo.
Cuando estás enfrascado en tu tarea no te sueles percatar de la cantidad de cosas llamativas o incluso bellas que forman parte de la tediosa rutina: Fugaces comentarios de ánimos de algún desconocido, breves pero alentadoras bromas que te amenizan el turno, la sonrisa de alguien que te ofrece un café, los brillos de la manzana roja junto al monitor... Mientras rellenaba un estadillo puso descuidadamente la imágen de la cámara térmica y continuó con la tarea, pero algo diferente le hizo fijar la atención en el vídeo: La incipiente lluvia, como motas de blanca nieve, inundaba la imagen con infinidad de diminutos destellos que lo enfriaban todo, dando la apariencia de nieve en la imagen monocromo. Los tejados, las calles, los árboles... todo perdía temperatura rápidamente, predominando el blanco sobre el tenue gris y escasos puntos negros en la pantalla. Además la brisa desplazaba lateralmente las finas gotas, con lo que daba impresión de ventisca polar, a cámara lenta. Ciertamente un bello espectáculo. Pero los estadillos no se rellenan solos, así que no hubo más remedio que poner los ojos sobre el papel y terminar con la tarea antes del ansiado relevo.
De regreso a casa caminó despacio, disfrutando de las frías gotas resvalando por los cristales de sus gafas, empapando la ropa que a penas le duraría puesta unos minutos más. Una ducha bien caliente y un confortable edredón se prestarían gustosos para conciliar el sueño pronto. Pero ese instante, esas ganas de conocer el invierno afgano, le podían. Aminoró aún más la marcha hasta ser alcanzado por un compañero y, juntos , disfrutaron de una breve pero gratificante charla bajo la lluvia.

Se me ocurren mil maneras de acabar el día. Ésta no está nada mal.



Felices sueños.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ánimo gordo!!!:)

    Tqm!

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  3. Por qué eliminar una entrada, pudiendo tener dos? :P

    Gracias, amor. Tus ánimos me dan fuerzas.
    Muack.

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