21 de septiembre de 2011

SINDROME POSTVACACIONAL

Estaba en menesteres hogareños, poniendo lavadoras y recogiendo trapos, y el olor a piscina en las toallas me ha traido un recuerdo reciente a la cabeza: La imagen de mi niña saliendo del agua mientras un servidor la contempla desde la tumbona, torrándose al sol.
Ha sido una semana de pretendido relax: Más de 2200 millas recorridas con Ryanair; 1162 km recorridos en un Opel Astra de alquiler, que se portó más que decentemente subiendo cuestas y trazando reviradas carreteras; infinidad de lugares dignos de recordar; visitas turísticas al Puerto de los Cristianos, a La Laguna, al Teide, a las Pirámides de Güímar, a La Candelaria, a Icod de los Vinos para contemplar su Drago Milenario y otro, no tan viejo, petrificado, fugaz paseo nocturno por Santa Cruz, el Loro Parque, el concierto de Soundchaser en el puerto...
Unas imágenes para ilustrar, antes de que se me pase la inspiración:



Ya sé, no son las típicas imágenes de un viaje a Tenerife. Tampoco somos los típicos turistas, qué se le va a hacer.

(Perdona el desorden, tengo problemas con el editor de Blogspot).

2 comentarios:

  1. Ainsss, echo de menos asomarme a la terraza y ver la piscina nada más levantarme.

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  2. Que bonitas fotos, ya me las enseñaréis todas!

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