24 de mayo de 2012

POR DETRÁS ES MÁS SEGURO

¡Deja de pensar mal, mente calenturienta!. El malinterpretable título es, adrede, tergiversable. Nada más lejos de mi intención que ponerme a hablar de sexo en este instante, a las 8:56 de la mañana, enfrascado en la mudanza de mi correo corporativo. Lo que hoy pretendo es hacer una reflexión acerca de lo mal que conducimos, en general, los españolitos y, en particular, ciertos personajes acomodados con sus caros autos. Concretamente te hablo del incidente sucedido hace un par de días en las inmediaciones de un complejo comercial próximo a Las Rozas de Madrid, por mencionar uno de tantos.

Una señora muy señoreada, que siempre va en su Audi y siempre va mojada, seguramente por el tremendo chaparrón que le cae cada vez que amaga atropellar a un zagal en un paso de peatones. Porque eso fue lo que sucedió en la tarde del pasado martes, cuando la susodicha se encontraba invadiendo el paso de cebras, antílopes y otras bestias, estirando el cuello para ver más allá de sus pestañas, por si algún alma caritativa le facilitaba la incorporación a la rotonda, sin dejar de mirar a su izquierda, y decidió que era el momento de desatar los caballos de su carromato sin percatarse del grupo de chavales que, aprovechando el parón del tráfico y haciendo uso debido del paso señalizado a tal efecto, cruzaban con sus bicis en dirección a la zona de ocio y tiendas (que lo mismo da hoy en día). Desconozco cuán poco faltó para que lo arrollase con su flamante auto. También desconozco si por su vacía cabeza pasó algún sentimiento de culpa o remordimiento. Lo que sí sé, porque estábamos justo a su lado en el momento del incidente y durante los instantes siguientes, es que no hizo ni el más mínimo gesto por disculparse, ni bajar la ventanilla y preguntar al zagal si se encontraba bien, si sufría de alguna taquicardia u otra alteración cardíaca a causa del tremendo susto que le supuso verse atropellado, repentinamente, por tremendo cacharro irresponsablemente guiado. No sé si me explico. Un error lo comete cualquiera. Lo que me toca las narices es que no haya educación.

A esos chavales, a toda la población en general, les aconsejaría que, en situaciones similares, con el tráfico detenido sobre el paso de peatones y con los conductores más preocupados de sus propios asuntos que del resto de los usuarios de la vía, mejor les iría rodeando por detrás los bólidos que se encuentren a su paso, so pena de entorpecerles la salida de su gran premio. Sobre todo ante vehículos de alta gama o blancos inmaculados con pilotillo verde...

A estas alturas he perdido la esperanza que depositaba en el resto de conductores y en el buen hacer del resto de los viandantes o en los encargados de la señalización y mantenimiento de la vía, ¡pa' darles de comer aparte!. Madrid es una jungla y aquí tiene la razón quien conduce el coche más grande... o el más caro.

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