20 de junio de 2008

ROMPIENDO LA RUTINA

La inactividad me mata. Otra semana con sus siete días repletos de rutina... prefiero siete noches con sus siete pecados, aunque el de anoche fuera acompañado de película enlatada y cena con velas. No, no, no... no me estoy enamorando, otra vez no. Si acaso me he convertido en donante de placer, como dice Quijano. Empiezo a creer que el amor es como las pilas recargables y las mías cogen cada vez menos carga; casi no me apetece recargarlas.

Para terminar con esta rutina rutinaria voy a acudir a unos cursos intensivos de Quiromasaje (si Santa Visa lo permite). Para abrir boca nada mejor que una clase demostrativa esta misma tarde. Y si me convence, dos meses de anatomía condensada y sobeteo entre alumnos, conocer gente nueva y cultivar la mente, que hace tiempo que no aprendo nada nuevo. Puede que sea el comienzo de un cambio que vengo necesitando desde hace tiempo. ¿Una salida profesional? También, pero eso lo veo como algo muy lejano. Quiromasaje, Osteopatía, drenaje linfático, Reflexología, Digitopuntura... Empiezas a estudiar y no paras.

. . .

Avaricia - Un poco más no me vendría mal...
Envidia - ¿De qué?
Gula - Un plato de pescaíto me pondrá de patitas en el infierno.
Ira - No más, por favor.
Lujuria - A todas horas, para qué negarlo.
Pereza - Cada mañana cuando suena el bip, bip, bip.
Soberbia - No me sale.

Seguiré repasando mis Siete Pecados cada vez que pueda, no sea que se me olviden.

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