2 de mayo de 2013

CUESTIÓN DE SALUD

Ciclamato y Sacarina...
 
En plena guerra abierta al azúcar, no hago más que intoxicarme con edulcorantes de variadas procedencias, todos sustitutos del preciado polvo blanco que nos tiene enganchados al taitantos por ciento de la población (aproximadamente 28 kg anuales por individuo). También tiro de miel de abejas, pero esa es otra adicción a la que podré dedicar todo un blog XD

Hace unos días tuve ocasión de ver un documental que emitieron en La noche temática (La 2) sobre el lobby del azúcar en los EUA. Si sientes curiosidad, aquí tienes el enlace:


Puede que te resulte un tanto conspiracionista. Hay tantas historias que lo parecen... Pero te puedo asegurar que esto está pasando a nivel mundial. A las grandes corporaciones alimentarias les interesas que consumas productos adictivos y, en cierto modo, nocivos. Casualmente, estas grandes empresas tienen notoria participación en la industria farmacológica, entre otras actividades, lo que les convierte en parte interesada en que abandonemos las costumbres saludables y visitemos con mayor asiduidad a nuestros médicos, con lo que nos convertiremos, a medio o largo plazo, en clientela fija de las farmacias y otros servicios médicos paliativos.

Dejar de lado el azúcar no es más que un pequeño (pero importante) paso para llevar una vida más saludable. Dejar los fármacos innecesarios sería algo más grande, pero esa es otra batalla que, casi con total seguridad, me viene grande. Ya veremos, con el tiempo...

Comer sano, llevar una vida sana, abandonar los hábitos sedentarios y fomentar la actividad física entre nuestra progenie no nos va a mejorar la salud física, pero dará la oportunidad a los que nos sucedan de llegar a mayores con una mínima dependencia de los supermercados, los microondas, los restaurantes de fastfood y las boticas, alejándonos considerablemente de hospitales y ambulatorios, y recuperando la esperanza de salud de los abuelos del pueblo, que aunque encorvados y arrugados, trabajaban hasta los setenta años sin haber conocido más médico que el barbero sacamuelas o las comadronas ocasionales.

¡Salud, queridos míos!

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