Aunque mis primeros pasos en la fotografía tradicional se remontan a la infancia (gracias a la afición de mi padre), las primeras experiencias como fotógrafo de verdad tuvieron lugar en el laboratorio del Instituto de Bachillerato "Vicente Espinel" (Gaona para los conocidos), gracias a la colaboración de una profesora y directora del centro (Cristina E.) que nos echó una mano, a mi y a unos compañeros, para relanzar las actividades artísticas del instituto. El resultado: Dani, Fernando (Bato), Ildefonso y un servidor, enredando con unos medios bastante básicos y escatimando en costes para poder sacar adelante unas pocas instantáneas en blanco y negro que, años después, valoro como obras de arte. Ésa de arriba, si mal no recuerdo, me la hizo Ilde con un recorte de papel de artes gráficas montado a modo de película en una cámara Zenit (menudo ladrillo). Experimentando aprendimos mucho más que con los libros (que también nos proporcionaron bastos conocimientos) y nos envenenamos hasta engancharnos a este arte-vicio que nos acompaña dieciséis años después (tal vez alguno más). Incluso improvisé un laboratorio en mi habitación, apestando toda la casa con hidroquinona y ácido acético (vinagre, para qué engañarnos) y viciando a mi hermanita pequeña.
Después del instituto vino la mili en Gran Canaria y la compra de mi primera réflex en copropiedad con mi hermana Caro: Una Minolta X-700 con un par de tele-zoom baratos y pocos accesorios más. Además reutilicé un flash Philips que había por casa y que recuerdo, desde pequeño, montado sobre una Werlisa. Con esos medios y mucha improvisación hice una buena cantidad de fotos, sobre sodo después de mudarme a Murcia. Allí el material fotográfico casi no me costaba dinero y el disponer de nómina y de un laboratorio más completo que el que improvisé en casa, me empujó a disparar con más frecuencia. Pero lo que realmente me volvió loco (fanático, loco ya estaba desde bien pequeño) fue el descubrimiento de la imagen digital. Con la compra de mi primer ordenador propio y un escaner (ya había manejado antes estos medios pero aún andaba bastante perdido) empecé a estudiar el manejo de Photoshop 4.01 Big Electric Cat (genial) y a sumergirme cada vez más en este fascinante mundo. Vinieron rudimentarias cámaras digitales Ricoh y HP, la primera digital de Nikon en la oficina, la CoolPix 990 (fantástico juguete que aún hoy me encanta :)
No mucho después adquirí mi primera reflex digital, una Nikon D70 que me acompañó durante un año (y unos pocos más a Kathy), para dar paso a la Canon 20D que aún cuelga de mi hombro.
Ha llovido mucho desde que dejé aquél cuarto grande y frío que apestaba a químicos y que tanto me gustaba; pasaron los escarceos con Rolleyflex, Mamiya y Hasselblad (quiero y no puedo); pasaron por mis manos infinidad de cámaras, unas buenas, otras menos...
Parece que me cuesta, pero no abandono esta afición por la fotografía que, durante diez años, ha sido también profesión.
Habrá más ;)
Después del instituto vino la mili en Gran Canaria y la compra de mi primera réflex en copropiedad con mi hermana Caro: Una Minolta X-700 con un par de tele-zoom baratos y pocos accesorios más. Además reutilicé un flash Philips que había por casa y que recuerdo, desde pequeño, montado sobre una Werlisa. Con esos medios y mucha improvisación hice una buena cantidad de fotos, sobre sodo después de mudarme a Murcia. Allí el material fotográfico casi no me costaba dinero y el disponer de nómina y de un laboratorio más completo que el que improvisé en casa, me empujó a disparar con más frecuencia. Pero lo que realmente me volvió loco (fanático, loco ya estaba desde bien pequeño) fue el descubrimiento de la imagen digital. Con la compra de mi primer ordenador propio y un escaner (ya había manejado antes estos medios pero aún andaba bastante perdido) empecé a estudiar el manejo de Photoshop 4.01 Big Electric Cat (genial) y a sumergirme cada vez más en este fascinante mundo. Vinieron rudimentarias cámaras digitales Ricoh y HP, la primera digital de Nikon en la oficina, la CoolPix 990 (fantástico juguete que aún hoy me encanta :)
No mucho después adquirí mi primera reflex digital, una Nikon D70 que me acompañó durante un año (y unos pocos más a Kathy), para dar paso a la Canon 20D que aún cuelga de mi hombro.
Ha llovido mucho desde que dejé aquél cuarto grande y frío que apestaba a químicos y que tanto me gustaba; pasaron los escarceos con Rolleyflex, Mamiya y Hasselblad (quiero y no puedo); pasaron por mis manos infinidad de cámaras, unas buenas, otras menos...
Parece que me cuesta, pero no abandono esta afición por la fotografía que, durante diez años, ha sido también profesión.
Habrá más ;)
