22 de agosto de 2006

EL POR QUÉ DE LAS COSAS

"¿Por qué?", me preguntó. "Porque sí." le respondí.

Suele pasar que no necesitamos un motivo para hacer las cosas, pero amenudo los buscamos para justificarnos ante los demás o incluso ante nosotros mismos. Me parece del todo absurdo que tengamos que justificar cada pelo que movemos, cada paso que damos, cada aliento que tomamos...


He pasado (y pasaré) bastante tiempo sin escribir. No lo termino de entender, siendo una de las actividades que más me gustan (tal vez por que me demuestro a mí mismo cierta racionalidad a la que no estoy acostumbrado) y a la vez la que más me reconforta; del mismo modo que contemplar mis propias fotografías, leer mis textos me resulta reconfortante, estremecedor y sorprendente; como si no hubieran salido de mí esos encuadres, esas ideas, contemplo con la misma admiración con la que apreciaría la obra de otro admirado desconocido.

Ahora sufro y gozo (a partes iguales) el regreso a la rutina posterior a las inmerecidas vacaciones de este verano de 2006. Y me encuentro ante la disyuntiva entre dos sistemas de trabajo, dos sistemas de entender la 'vida' informática: the american way of life vs la Libertad. Alguno se estará preguntando "¿Qué mal sapo habrá chupado éste?".
Antes del bendito verano (que to' lo seca) abandoné el uso del SO de M$ por principios y porque vi una oportunidad de oro con la esperada llegada de Ubuntu 6.06 LTS. Los comienzos, pese a todo, fueron un camino de rosas, tal vez por que me exigí menos que la mayoría o porque supe encontrar soluciones a mis problemas leyendo por internet. El caso es que marché de vacaciones con un computador bajo el brazo, renovado y rejuvenecido, que hablaba nuevas lenguas y sorprendía por su fácil e intuitivo manejo, ajeno al monopolio de multinacionales y bendiciendo el software libre. Pero antes o después tenía que llegar el momento; y ha llegado:
Todos, en nuestra etapa 'wintel' (o winamd) nos hemos creado dependencia de algún bendito programa. Lo confieso: Soy un adorador de Adobe PhotoShop CS2. Y, muy a mi pesar, se trata de algo de lo que difícilmente me pueda curar. He probado el tratamiento 'Gimp' y la respuesta de mi organismo no ha sido del todo positiva. Descartados otros tratamientos, he sentido la tentación de regresar al vicio; pero al final... sucumbí.

El por qué de las cosas...
¿Por qué carajos no pueden convivir en mi ordenador M$Win y Ubuntu? O mejor: ¿Por qué no puedo tener dos máquinas con sistemas diferentes?
Cuando era usuario en exclusiva del entorno de ventanitas no le hacía ascos a ningún programa, salvo después de comprobar que su funcionamiento era deficiente o complicado en exceso para mi mermado intelecto.
Sin embargo acabo de descongelar un XP que tenía apartado (nostálgico que es uno) y no puedo evitar cierto sentimiento de culpa. ¿Absurdo? Tal vez, pero el sentimieto está ahí. Ahora toca acabar un trabajo pendiente, desenchufar el disco de la nostalgia y retornar al sistema libre que me ata al software libre. Paradógico.
Es como (permítanme el atrevimiento) compartir cama con la amante perfecta, compañera amorosa, cariñosa donde las haya, que todas las noches te obliga a estar a la altura de las circunstancias...

¡QUIERO SER VULGAR!

(Escritas estas líneas bajo sistema de ventanitas, verbigracia del zorrillo candente, que no todo es lacra en este purgatorio).

No hay comentarios:

Publicar un comentario