Un ligero dolor de espalda me acompaña mientras escucho por enésima vez Blue Monday Hangover de la mano de Albert Collins. Me ha acompañado en el reproductor portátil desde que salí, harán ya unas cuatro horas, a dar un paseo por Madrid. No ha sido un paseo largo, más bien todo lo contrario, teniendo en cuenta cómo son mis paseos cuando lo que realmente me apetece es caminar y ver gente, pensar poco y quemar calorías de vida sin pensar en el día que viene. Y me ha resultado ameno. Mucha gente, virtud del agradable sol que ha lucido todo el día sobre la capital, caluroso en su justa medida. Porque la gente ya sale abrigada a la calle sin pensar que aún está por llegar el frío que desean, que estamos en otoño, pero con el astro rey en todo lo alto parece que acaba de llegar la primavera.
Estas otras dos correspondes a una vista de Ronda desde el Sur (arriba) y una plaza balcón en Genalguacil (abajo), pueblo digno de ser visitado por lo pintoresco de sus calles repletas de esculturas de todas las temáticas y estilos. Más que pintoresco se diría esculturesco... (chiste fácil a la vez que malo). Algún día escribiré de ello.
Este es el Palacio del Infantado, en Guadalajara. Aunque no se aprecia con claridad, también se trata de una fotografía panorámica. Después de este artículo creo que queda patente lo mucho que me gusta este tipo de fotografías. Es otra de mis pequeñas pasiones, junto con la fotografía estereoscópica y el retrato.
La del encabezamiento es una vista nocturna del barrio donde vivía en Alcantarilla (Murcia), concretamente el barrio de Campoamor, tras la Plaza de Abastos.
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